
Frank País y Faustino Pérez, máximos jefes del Movimiento 26 de Julio en el llano orientaron, en el mes de febrero de 1957, la restructuración de la dirección provincial de Pinar del Río (1).
Pancho González, que desempeñaba la función de responsable del frente estudiantil y asumía tareas de organizador a ese nivel, fue designado como coordinador provincial, una de las dos jefaturas más importantes de la organización.
La otra jefatura en importancia era la de acción y sabotaje, también llamada bélica o de milicias, en la que fue ratificado Andrés Orta Pagés, que la ocupaba desde el último trimestre del año anterior.
Un mes después, en marzo, Andrés Orta Pagés fue hecho prisionero por las fuerzas represivas del régimen e internado en el Castillo del Príncipe, La Habana. Fue sustituido por Orlando Nodarse Verde (Miguel Ángel), que hasta el momento era el jefe del frente en la región dos (2)
Dos regiones
El Movimiento había dividido la provincia, a los efectos de la organización, en dos regiones (1 occidental y 2 oriental), estructuras intermedias entre la jefatura provincial y los 15 municipios existentes.
La región 1 estaba formada por los municipios Los Palacios, Consolación del Sur, Pinar del Río, San Luis, San Juan y Martínez, Guane, Mantua, Viñales y La Palma.
Las minas de Matahambre, barrio de Pinar del Río, se atendía como un municipio, por ser la principal fuente de suministros de dinamita y fulminantes y por el numeroso y activo grupo de combatientes que había en ese centro de trabajo y entre la población. Muy vinculados a Minas de Matahambre, estaban los militantes del vecino puerto de Santa Lucia.
La región 2 la integraban los municipios de San Cristóbal, Candelaria, Artemisa, Guanajay, Mariel y Cabañas, al que pertenecía el barrio de Bahía Honda.
En esta región se concentraba el grueso de la agroindustria azucarera, con siete ingenios y tenía dos fábricas de cemento, varias industrias más y tres puertos, con un fuerte y combativo proletariado. Su cercanía a la capital del país le añadía otro valor desde el punto de vista estratégico.
En las regiones se reproducía la misma estructura interna de la provincia y los municipios, de frentes o secciones y células.
El hecho que Nodarse fuera vecino de Guanajay y Pancho de la ciudad de Pinar del Río, no impidió que ambos operaran en una región o la otra y también La Habana, como lo hicieron otros jefes y combatientes (3).
Recaudación de fondos
Aunque la tarea principal del Movimiento era golpear al régimen mediante sabotajes y otras acciones armadas, también desarrollaba actividades encaminadas a fortalecer la lucha en los distintos frentes, entre ellas: la organización interna del Movimiento a todos los niveles, la preparación militar, ideológica y la disciplina de los jóvenes militantes y los dirigentes provinciales y municipales, la confección y distribución de la prensa y la propaganda revolucionaria, la captación de miembros y colaboradores entre profesionales, comerciantes y otras personas pertenecientes a la clase media y la pequeña burguesía y dentro del movimiento obrero.
Otro de los aspectos del trabajo insurreccional al que el mando encabezado por Pancho González brindó especial atención, fue el relacionado con la recaudación y el control meticuloso de fondos para sufragar los gastos inevitables y hacer aportes a la Dirección Nacional y a través de ésta a la Sierra Maestra y al exilio (4).
Con el dinero colectado la organización provincial también estableció vías de abastecimiento de armas y pertrechos de guerra comprados en los Estados Unidos, que venían en los automóviles transportados en ferris desde Miami,
preparados por Fernando Hernández (5), usándose dobles fondos en los tanques de gasolina y maleteros y dobles forros en las puertas y los asientos (6).
Estos recursos bélicos se entregaban a los pinareños en La Habana, que los trasladaban a Pinar del Río sorteando todos los peligros y una parte se enviaba directamente para Santiago de Cuba, como ayuda de la provincia a la Sierra Maestra.
Frente guerrillero
La Dirección Provincial del M-26-7 se había trazado como un objetivo fundamental, sin restar apoyo material y financiero a la Dirección Nacional y la Sierra Maestra, crear un propio frente guerrillero que agrupara a los focos que se habían creado y a los que surgirían posteriormente.
Se necesitaba, como se comprenderá, una cantidad de armas y otros medios adicional a la que se venía comprando en el exterior. Para satisfacerla, previa autorización de la Dirección Nacional, se organizó una recaudación extra que llegó en dos meses, septiembre y octubre, a la suma de 15 mil pesos equivalente a 15 mil dólares de la época. En noviembre viajó a Miami y México el combatiente Herminio Plasencia, con la delicada tarea de hacer las compras.
Luisín Fernández Rueda
Dirigió aquella cuestación el financiero provincial del M-26-7, Luisín Fernández Rueda. No solo se intensificó el trabajo entre militantes y simpatizantes, también se solicitó aportes superiores a los que hacían habitualmente, a los comerciantes, industriales y otras personas con buen nivel económico.
Luisín Fernández Rueda, fue un dirigente clave en la fundación y organización del Movimiento. En compañía de Pancho González, lo creó y puso en funcionamiento en los municipios y estructuró las primeras células a nivel de base, redactó manifiestos y cumplió tareas en el frente de propaganda. Formó parte de la primera dirección provincial que se constituyó en el mes de agosto de 1955, como responsable de finanzas, ratificado en la restructuración que se hizo en el 1957.
A principios del año 1958, la Dirección Provincial lo autorizó a a exiliarse, lo que se logró en la embajada del Paraguay, gracias a las gestiones del cirujano dentista de La Habana, Dr. Salvador del Río (7). La autorización tuvo en cuenta la enfermedad pulmonar que Luisín padecía y a que se había incrementado su persecución por parte de los cuerpos policiacos, temiéndose por su vida de resultar detenido y torturado. A partir de entonces la responsabilidad de financiero provincial le fue asignada a Humberto Álvarez Gómez (Ismael/Placido). (8).
El intenso trabajo clandestino desplegado por Luisín, aun estando gravemente enfermo, contribuyó decisivamente a hacer realidad lo que meses después se conocería como la expedición de El Corojo.
Continuará…
Las vicisitudes de El Corojo (VI)
Notas:
- Testimonio de Francisco González Álvarez (Pancho), en el archivo del autor.
- Ibídem.
- ABREU MUJICA, Pedro, Seguir la historia: El vínculo de Faustino Pérez con Pinar del Río (III), www.radiominas.icrt.cu 27 de febrero de 2025. Internet. Visto 24 de mayo de 2025.
- GOMEZ TRIANA, Jorge y Ana María Albo Díaz. Hay que defender la vida, correspondencia de Haydee Santamaría Cuadrado, Fondo editorial Casa de las Américas, año 2023. El autor leyó en esta compilación una carta enviada por Haydee a René Ramos Latour (Comandante Daniel), jefe nacional de Acción del M-26-7, interesándose por dos mil pesos enviados por P. del Río que todavía no le habían llegado, para los fondos del Comité del Exilio.
- Combatiente clandestino del M-26-7. Después del triunfo de la Revolución fue director en el Ministerio del Comercio Exterior (MINCEX)
- GALVEZ TAUPIER, Manuel Alfonso, Tras la huella del exilio Nueva York, 1957-1959, Ruth Casa Editorial, edición digital, pagina 197, año 2024.
- Dr. Salvador del Río, cirujano dentista con consulta privada en el Vedado La Habana. Combatiente clandestino del Movimiento 26 de Julio.
- Testimonio de Humberto Álvarez Gómez (Ismael/Placido) en el archivo del autor.