La invasión inició a la madrugada del 17 de abril de 1961 por Playa Larga y por Girón. Cinco barcos mercantes, dos unidades de guerra, tres barcazas y cuatro lanchas para carga ingresaron en la zona. El Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) denominaron Pluto a la operación.
El plan era desembarcar, aislar la zona, tomar un aeropuerto e introducir en el país un gobierno en el exilio, que luego pediría el apoyo a Washington. Tras varios días de combate, en menos de 72 horas, las fuerzas dirigidas por Fidel Castro liberarían Playa Girón el 19 de abril. Hoy, al cumplirse 64 años, celebramos su victoria sobre una fuerza invasora integrada por alrededor de 1.500 hombres, equipada, entrenada y financiada por el país más poderoso del mundo, Estados Unidos.
Fidel recordó que la victoria de Girón, tras la cual se proclamó el carácter socialista de la Revolución, fue una gran escuela para el pueblo cubano, que aprendió a no tener miedo al enemigo. Pero para nosotros significó mucho más, además de trascender en la historia del continente, como la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América Latina cambió la de Cuba definitivamente y trazó la ruta por la que hemos transitado desde entonces. El 18 de abril de 1961, adolescentes, casi niños, recibirían su bautizo de fuego en las arenas de Playa Girón, dispuestos, desde su inocencia y su patriotismo, a enfrentar la muerte para defender el regalo que una generación de valientes había puesto en sus manos, la Revolución.
A 64 años de la proeza de aquellos niños artilleros, continúa Pinar del Río como parte de Cuba, librando hoy la misma batalla contra el mismo imperio que limita todo el colosal intento de un pueblo por su subsistencia ante la adversidad con el recrudecimiento de un brutal bloqueo iniciado en aquellos mismos años en que nacía la Revolución, declarada socialista a la víspera de la invasión mercenaria. Playa Girón es un símbolo de la valentía de un pueblo que supo defender su soberanía y su independencia a cualquier precio.
