La sexualidad en el adulto mayor es frecuentemente invisibilizada y rodeada de tabúes. La sociedad suele asociar la vejez con la ausencia de deseo y actividad sexual, considerando inapropiado que las personas mayores mantengan una vida íntima.
Muchas veces, los propios familiares y los adultos mayores internalizan estos prejuicios, vinculando la sexualidad exclusivamente con la reproducción o la juventud. Esto genera que el tema se evite y se malinterprete, privándoles de una dimensión humana fundamental para su bienestar emocional y físico.

En Rumbos abordamos el tema con la especialista en geriatría y gerontología, Yosmeuri Torres Hernández, quien ofreció una visión profesional sobre cómo vivir esta etapa con plenitud, desmitificando la sexualidad en la tercera edad.
La experta aclaró la diferencia entre sexo (la condición orgánica) y sexualidad (un concepto más amplio que abarca aspectos anatómicos, fisiológicos y psicológicos). Destacó que la sexualidad es inherente a la persona desde el nacimiento hasta la muerte, y que envejecer no significa su fin, sino una transformación.
Torres Hernández enfatizó que los cambios físicos, como la disminución de hormonas (testosterona en hombres, estrógenos en mujeres), y el impacto de ciertas enfermedades crónicas y medicamentos (como algunos para la hipertensión o la diabetes) pueden afectar la respuesta sexual, pero no anularla. La clave está en adaptarse, priorizando la comunicación, el afecto, las caricias y la compañía, más allá del acto sexual coital.
La doctora también explicó que existen beneficios concretos de mantener una vida sexual activa en la vejez, como la mejora de la salud cerebral (ayudando a mantener la memoria), la salud cardiovascular y la posible reducción del riesgo de cáncer de próstata en los hombres.
La vejez: ¿declive o nuevos bríos?
Por otro lado, alertó sobre el uso irresponsable de medicamentos para la disfunción eréctil sin supervisión médica, pues esto trae consigo riesgos cardíacos. Además, recalcó la importancia de la prevención de infecciones de transmisión sexual, ya que también existen casos de VIH en adultos mayores.
La especialista mencionó tres condiciones básicas para disfrutar de una sexualidad plena: un estado de salud razonablemente bueno, con enfermedades crónicas controladas; interés y motivación personal; y una pareja dispuesta y afectuosa.
Además, aconsejó a las familias fomentar una comunicación abierta en lugar de juzgar, respetando el derecho de los mayores a enamorarse, buscar compañía y expresar su afectividad sin temor al «qué dirán».
Romper estereotipos, así como promover un envejecimiento activo y saludable en la tercera edad es fundamental para el bienestar emocional y físico de los adultos mayores. Comprender la sexualidad como una necesidad humana que perdura permite mejorar su calidad de vida, fomentar su autonomía emocional y ayudarlos a vivir esta etapa con dignidad, placer y satisfacción.
Escuche el audio completo del programa Rumbos con la doctora Yosmeuri Torres para que no se pierda los detalles sobre el tema:


