
El gobierno estadounidense refuerza su estrategia de deportaciones masivas bajo las órdenes del presidente Donald Trump, con un aumento significativo de personal y recursos federales para cumplir este objetivo.
La administración planea triplicar el número de arrestos diarios por inmigración, marcando un giro más estricto en la aplicación de las leyes migratorias, según reportes de medios locales.
Stephen Miller, subjefe de gabinete de la Casa Blanca, declaró en una entrevista con Fox News que el gobierno está presionando al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para lograr un mínimo de 3,000 arrestos diarios, una cifra histórica en la política migratoria del país.
Con posterioridad el asesor principal en temas fronterizos, Tom Homan, reiteró en CBS News que la meta es «aumentar drásticamente» las detenciones, asegurando que es alcanzable.
«Los números actuales son mejores que los de la administración Biden, pero aún insuficientes», afirmó.
En paralelo, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha comenzado a notificar a más de 500 jurisdicciones consideradas «ciudades santuario», acusándolas de obstaculizar la aplicación de las leyes migratorias.
Estas localidades recibirán avisos formales por parte del gobierno federal, que podría tomar medidas legales si se confirma su incumplimiento.
La secretaria del DHS, Kristi Noem, criticó duramente a estas jurisdicciones, afirmando que «ponen en peligro a los estadounidenses y a las fuerzas del orden al proteger a extranjeros ilegales con antecedentes criminales y violentos».
(Con información y foto de Prensa Latina)