
“Llevadlos por esos bosques / Que jamás el sol traspasa, / […] La misteriosa armonía / De árboles, pájaros, aguas”
Gertrudis Gómez de Avellaneda en
“¡Perla del mar! ¡Cuba hermosa!”
En Pinar del Río, segunda provincia más reforestada de Cuba, los bosques generan múltiples funciones esenciales para mantener la vida en la tierra.
Tales servicios, llamados ecosistémicos o ambientales, propician la fertilidad de los suelos y el control de la erosión; purifican el agua y el aire, contribuyen a la estabilidad del clima y proveen de alimentos, madera, leña y productos medicinales, por mencionar sólo algunas ventajas.
El doctor en Ciencias, Ángel Zaldívar Solís, profesor del Centro de Estudios Forestales de la Universidad de Pinar del Río califica los bosques pinareños como “despensas vitales”.
“En Cuba, y en especial en Pinar del Río, muchas frutas provienen del bosque. También de él emana el carbón vegetal, primordial en estos tiempos de crisis energética para la cocción de alimentos en muchas familias. Estos elementos, y otros muchos, clasifican en la categoría de servicios de aprovisionamiento.
“En esta provincia, por ejemplo, no puedes concebir la industria del tabaco, sin un producto forestal no maderable, que son las yaguas, las cuales se utilizan para envolver el tabaco, y las mismas están en los palmares de los ecosistemas forestales”, argumenta el experto.

Asimismo, en cuanto a la función de los bosques como reguladores naturales del agua y de la temperatura, el profesor explica que ese proceso de absorber y retener el agua de la lluvia, garantiza también el preciado recurso para el desarrollo de la agricultura.
Además están los servicios culturales, que abarcan tanto elementos materiales – dígase las plantas, los animales, el suelo- como los aspectos no materiales; aquellos que brindan seguridad, belleza, espiritualidad y esparcimiento a las poblaciones.
“Esos servicios culturales siempre los hemos disfrutado y a veces ni nos damos cuenta. Hoy por hoy, existe una demanda más alta de ellos. Implican lo que tiene que ver con la espiritualidad, la religiosidad, lo artístico y toda la conexión que te puede generar desde el punto de vista humano. Y por otro lado está lo recreativo y lo turístico”, precisa Zaldívar Solís.
Un enfoque moderno hacia los servicios del bosque
De nada sirve al territorio su amplia superficie reforestada si no se cuenta con profesionales especializados en un manejo adecuado de los recursos del bosque.
El profesor del Centro de Estudios Forestales de la Universidad de Pinar del Río considera que la formación de nuevas generaciones de ingenieros forestales conlleva el reto de fomentar en ellos enfoques modernos hacia los servicios ecosistémicos.


“Estos jóvenes, -refiere-, definirán si los bosques son meros proveedores de recursos, o sistemas vivientes que sostienen toda forma de vida. Nosotros cuando vamos a hablar de servicios ecosistémicos en una asignatura optativa ¿dónde nos estamos centrando? En los servicios culturales. ¿Por qué? Porque es la parte que menos aprovechamos del bosque, la relacionada con la recreación y el turismo. Ahí ponemos énfasis para que el estudiante vea que en ese rumbo hay un horizonte para trabajar y que se pueden hacer muchas cosas con respecto a eso”.
El investigador recordó que en la década de 1980, en Japón, el ministro de Agricultura acuñó de forma oficial el término «shinrin-yoku» traducido como «baño de bosque» para fomentar que la población urbana visitara los bosques a fin de reducir el estrés y favorecer su bienestar, al tiempo que se impulsaba el turismo ecológico en regiones forestales despobladas, generando economía local.
“En Cuba, nos bañamos de bosque pero no somos conscientes de ello. Es muy interesante por lo que puede significar desde el punto de vista de la recreación y la salud. Hoy, gracias a las nuevas visiones, eso está cambiando y ya desde el final de 2017, a pesar de que no existe ningún documento escrito que avale eso, se acepta que las empresas forestales puedan explorar un poco más ese mundo.”
Y es que la riqueza de los bosques de Pinar del Río se evidencia mucho más allá de la madera. Se trata de agua, clima, identidad y vida.
El doctor en ciencias Ángel Zaldívar Solís, profesor del Centro de Estudios Forestales de la Universidad Pinareña, nos enseña que, entender la multifuncionalidad de estos ecosistemas es entender nuestra supervivencia. Y que la formación de profesionales de esa ciencia incluye una visión transformadora para gestionar los bosques, conscientes de que son ecosistemas vivos capaces de brindar servicios esenciales.
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