Cuidar los bosques es cuidar el futuro

En Pinar del Río, la segunda provincia más reforestada de Cuba, esos ecosistemas son mucho más que un paisaje verde.

Los bosques, patrimonio de nuestros abuelos, son una herencia fundamental para el presente y el futuro. Foto de Dayra Loaces.

¿Sabías que existen ecositemas muy valiosos en Pinar del Río que sostienen la vida?

En esta provincia, orgullosamente, la segunda más reforestada de Cuba, los bosques son mucho más que un paisaje verde: son verdaderos purificadores del  aire que respiramos, protegen nuestros suelos de la erosión, regulan el clima y garantizan el agua que bebemos y usamos.

Cada bosque actúa como una esponja gigante que absorbe la lluvia y la libera después para alimentar ríos y cultivos. Sin ellos, nuestra tierra sería otra.

Pero, su aporte va más allá de lo invisible. Los bosques pinareños constituyen reservorios vitales, como bien los califican los expertos, pues muchas frutas provienen de ellos. Y qué decir del carbón vegetal, muy usado en los últimos tiempos ante la prolongada crisis electroenergética. Estos productos, esenciales sobre todo en momentos difíciles, nacen directamente del bosque.

Con hojas de palma se conforman los envases donde se depositan las pacas de tabaco para su traslado. Imagen tomada de Internet.

También hay un impacto  en la industria del tabaco, símbolo mundial de Vueltabajo.  Un producto forestal no maderable  como las hojas de palma –popularmente conocidas como yaguas- es el que protege las pacas de la solanácea  y da sabor al Habano.  Sin bosques, no hay tabaco pinareño.

Reconocido este valor incalculable, Pinar del Río apuesta por el futuro. En nuestra universidad, se forman los ingenieros forestales del mañana.  Esos profesionales, a juicio del Dr. Ángel Zaldívar Solís, profesor del Centro de Estudios Forestales de la casa de altos estudios, son los guardianes encargados de la gestión sostenible de tales recursos.

De su trabajo depende que los bosques sigan brindándonos sus servicios esenciales: desde alimentos y madera, hasta la estabilidad climática que tanto necesitamos.

Todo ello sin olvidar el alma de nuestros bosques con sus servicios culturales invaluables: espacios para la recreación, la espiritualidad, el arte y la conexión con la naturaleza. Lugares donde encontramos belleza, tranquilidad y hasta inspiración.

Muchas personas buscan estos entornos para recargar energías y reconectar. Y el turismo de naturaleza, impulsado gracias a esos pulmones verdes, es también una puerta al desarrollo.

De los bosques, mucho más que la madera

Los bosques, patrimonio de nuestros abuelos, son una herencia fundamental para el presente y el futuro. Caminar bajo su sombra, disfrutar de sus frutos, respirar su aire limpio o simplemente admirar su belleza resultan privilegios que debemos proteger. Formemos parte de esa historia: conociéndolos, valorándolos y apoyando los esfuerzos por conservarlos. Porque cuidar los bosques de Pinar del Río, es cuidar el sostén mismo de la vida en esta tierra que nos vio nacer.

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