
La actuación de Vegueros de Pinar del Río, en la III Liga Élite del Béisbol Cubano, es caldo de cultivo que anda de boca en boca, y transita por disímiles vericuetos, algunos desacertados y otros, muy apegados a la realidad.
Les confieso esperé más de la armada vueltabajera; sin embargo, los dirigidos por Alexander Urquiola, terminaron defraudando sueños y esperanzas, que inicialmente parecían objetivos alcanzables.
Que no teníamos equipo para discutir el trono dorado, es cierto, coincido con los aficionados que así piensan; pero, también es una realidad que la posición sotanera no pertenece a esta selección.
Desde el comienzo de la liga, cuando observé los errores pululando como Pedro por su casa, me dije: esto anda por un mal camino, o se arregla la cosa o el barco se va al naufragio.
Picheo malo, no hay otro calificativo: malo; defensa horripilante y ofensiva mediocre, caracterizaron a nuestra armada, en un torneo corto, que apenas nos dejó un tiempo para escribir estas líneas.
Sirvan las mismas para sacar conclusiones aleccionadoras, para no dormirnos en laureles secos y mucho menos, pensar que todo está logrado. No puede haber conformismo, el momento es de combate y búsqueda de soluciones. Trabajar, trabajar mucho debe y tiene que ser la respuesta.
Solo asumiendo con coraje y gallardía, las memorias vividas y las que están por llegar, venceremos.