
La Tarea Vida, Plan del Estado cubano para enfrentar el cambio climático, arriba hoy al octavo aniversario de su implementación, con acciones dirigidas a reducir vulnerabilidades y proteger a la población, la economía y los ecosistemas ante fenómenos como el aumento del nivel del mar, las sequías y los eventos meteorológicos extremos.
En Pinar del Río, provincia con una rica biodiversidad, la estrategia ayuda a preservar el medio ambiente y a garantizar el desarrollo sostenible de la región mediante líneas de trabajo específicas, según expone el especialista de medio ambiente de la Delegación Territorial del CITMA, Juan Miguel Hernández Sires.
“Está el programa de agricultura sostenible y seguridad alimentaria, el de asentamientos humanos resilientes, el de gestión de los recursos hídricos, turismo, energía y transporte y uno muy importante que es el de ciencia, tecnología e innovación, que transversaliza todos los anteriores”.
Desde su implementación, a partir del 23 de abril de 2017, la Tarea Vida en Pinar del Río impulsa estrategias de conservación y propone prácticas adaptativas con resultados en varios sectores, aseguró el especialista.
“La ejecución en Pinar del Río de planes de ordenamiento territorial para proteger a pobladores de asentamientos costeros vulnerables a los efectos del cambio climático, es uno de los principales elementos a destacar; en la agricultura, se logró la introducción de nuevas variedades de arroz más resistentes en diferentes regiones de la provincia, pues la instrucción salina y otras problemáticas frenan el desarrollo de este renglón.
“Pudiera mencionar como resultado positivo también las técnicas empleadas para el mejoramiento y conservación del suelo así como el programa de reforestación que impulsó la repoblación de más de dos mil hectáreas, de ellas 60 en manglares”.
Resiliencia de nuestras costas y suelos
El aporte de la Tarea Vida ha resultado vital para fortalecer la resiliencia de nuestras costas ante los efectos del cambio climático. En ese empeño sobresale el proyecto Mi Costa, encaminado a proteger la biodiversidad pinareña en diferentes comunidades vulnerables ante fenómenos como huracanes, penetración del mar u otros.
Según su coordinador en Pinar del Río, el Doctor en Ciencias Jorge Ferro Díaz, investigador titular del Centro de Servicios Ambientales (ECOVIDA), el tramo costero de la provincia sobre el que interviene el proyecto mediante soluciones basadas en ecosistemas, contempla desde el territorio de San Juan y Martínez hasta el de Los Palacios; y como comunidad más vulnerable, La Coloma, en el municipio cabecera.
“Debido al impacto de fenómenos naturales, al mal uso de los ecosistemas y a acciones indebidas, nos propusimos tratar de reconstituir los manglares, restablecer su funcionalidad y sobre todo, la estructura: que sean bosques más altos y densos, con más riqueza, pues así el mar penetrará menos hacia el interior y las personas que viven en zonas próximas tendrán mayor seguridad”.

El aporte de la Tarea Vida ha resultado vital para fortalecer la resiliencia de nuestras costas ante los efectos del cambio climático. En ese empeño sobresale el proyecto Mi Costa, encaminado a proteger la biodiversidad pinareña en diferentes comunidades vulnerables ante fenómenos como huracanes, penetración del mar u otros.
Según su coordinador en Pinar del Río, el Doctor en Ciencias Jorge Ferro Díaz, investigador titular del Centro de Servicios Ambientales (ECOVIDA), el tramo costero de la provincia sobre el que interviene el proyecto mediante soluciones basadas en ecosistemas, contempla desde el territorio de San Juan y Martínez hasta el de Los Palacios; y como comunidad más vulnerable, La Coloma, en el municipio cabecera.
“Debido al impacto de fenómenos naturales, al mal uso de los ecosistemas y a acciones indebidas, nos propusimos tratar de reconstituir los manglares, restablecer su funcionalidad y sobre todo, la estructura: que sean bosques más altos y densos, con más riqueza, pues así el mar penetrará menos hacia el interior y las personas que viven en zonas próximas tendrán mayor seguridad”.
La Tarea Vida ha puesto su mirada también en los suelos de Pinar del Río, una provincia de paisajes únicos y mucha fertilidad, pero vulnerables a problemáticas como la erosión, la sequía y la pérdida de biodiversidad.
Al decir del director del Instituto de Suelos en la provincia, el Máster en Ciencias Enrique Márquez Reina, estos problemas se combaten desde la ciencia con buenas prácticas como la siembra de barreras vivas para el control de la erosión, la siembra a contorno, la incorporación de abonos verdes y orgánicos, entre otras acciones.
Todo ello contribuye a mitigar los efectos del cambio climático que atentan contra esa principal misión de los suelos como recurso para proveer cerca del 95 por ciento de la alimentación del hombre y los animales.

Pinar del Río demuestra que el Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático es un camino viable para la protección de costas, la agricultura sostenible, la reforestación, y la educación ambiental.
Justo cuando se cumple el octavo aniversario de la Tarea Vida recordamos que cada acción cuenta, desde un agricultor que siembra con técnicas agroecológicas hasta las políticas que preservan cuencas, suelos y ayudan a fortalecer la resiliencia de nuestras costas ante los efectos del cambio climático.