
Por segunda ocasión, el premio del Coloquio Nacional de Periodismo Cultural va al currículum de la escritora y artista pinareña Yanetsy Ariste. Sobre la experiencia, la talentosa joven ofreció declaraciones a Radio Guamá.
El diálogo motivó algunas reflexiones sobre el periodismo cultural en Cuba, la creación en momentos adversos y el valor de los eventos que unen a varias generaciones de artistas.
¿De qué va el trabajo premiado en esta oportunidad?
«Este coloquio une a jóvenes periodistas y críticos de arte, o sea, es una alianza entre el periodismo cultural y la crítica artístico-literaria. El evento, en su contexto, siempre premia el concurso Criticar es Querer, que es un concurso de reseñas y que este año se convocaba específicamente en el género de crítica audiovisual.
«Entonces, me parece una convocatoria muy interesante, porque además el premio no sólo pagaba el derecho de autor, sino que estaba convocando para que los textos finalistas formaran parte de una compilación que se publicaría el año próximo.
«El texto que presenté fue Rashomon, del libro a la pantalla, que es una reseña que establece paralelismos y diferencias entre la obra literaria del japonés Ryūnosuke Akutagawa, autor de los cuentos Rashomon y En el bosque; que inspiraron entonces la obra de Akira Kurosawa, bajo el nombre de Rashomon, que se llevó al plató en 1950. Entonces, el análisis de ese guion, a partir del texto literario que le dio origen, es el motivo de esta reseña, con algunos toques de filosofía y psicología.
«En algún momento del texto mencionó a Nietzsche, pero siempre exaltando los valores que desde el lenguaje audiovisual y el guión tiene la obra audiovisual, que la convierte en un clásico de la cinematografía mundial».

¿Qué opinión te merece el Coloquio?
«Si bien este año no viajé a Camagüey porque la convocatoria permitía que se enviara la reseña a un correo electrónico para que el jurado dictaminara el ganador, pues sí guardo muy buenos recuerdos de esa provincia y a ella debo volver en algún momento. Cuando participé presencialmente hace cuatro años atrás, recuerdo que acabábamos prácticamente de salir de la pandemia de Covid 19, y fue un momento en el que yo diría, tuve la oportunidad de abrir mis ojos realmente, verdaderamente, con conciencia, a lo que era el periodismo cultural y las dimensiones socioculturales que el oficio tiene.
«Y fue en aquel momento con un texto que hablaba sobre la frivolización cultural en tiempos de pandemia, cómo había variado muchísimo nuestra percepción del arte, el proceso de apreciación en las plataformas digitales y las diferencias que habían desde lo psicológico, lo neurocientífico, entre la apreciación presencial y la apreciación virtual. Y bueno, fue un momento muy importante en mi carrera, fue mi primer premio en periodismo y fue también la oportunidad de conocer a grandes figuras del periodismo cultural cubano.
«Eso es una de las ventajas que tienen los eventos que la Asociación Hermanos Saíz promueve en cualquiera de sus manifestaciones: la oportunidad de ese choque generacional entre los grandes académicos, las personas que son cátedra a nivel nacional y los jóvenes que van surgiendo, que van germinando en sus carreras. Y es un espacio para confluir, para generar nuevos proyectos.
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«Considero que en el caso particular del Coloquio Nacional de Periodismo Cultural, pues, es la oportunidad de generar alianzas y no distinciones entre el periodismo cultural y la crítica artístico-literaria; que eso es algo poco frecuente en el contexto que vivimos, donde siempre se trata de diferenciar uno de otro. Y precisamente un evento como éste, con las dimensiones que tiene, de carácter nacional, de carácter anual, pues trata de unir, integrar, establecer diálogos, crear caminos, confluencias entre el periodismo cultural y la crítica de arte».
Todos los procesos de creación, ya sean literarios o artísticos, tienen sus características. Coméntame sobre el tuyo en específico.
«Bueno, yo escribo por oficio. Ese oficio me lo dio el periodismo. Es algo que siempre, siempre voy a agradecer. La mayoría de los escritores escriben por inspiración. O sea, no escriben de forma periódica, sino por etapas. Y escribir por oficio es bueno, porque uno va presionado al papel, independientemente de la situación que esté viviendo, del ánimo que tenga, de la circunstancia por la que está atravesando.
«El hijo de Alejandro Dumas decía que el arte necesita soledad, o miseria, o desesperación. Yo lo siento así también, creo que mis mejores obras han surgido en los momentos más adversos.
«Yo me presiono muchísimo. Y además, como escribo, por la práctica de escribir todos los días, o al menos casi todos los días, entonces, esa soledad, esa miseria, esa desesperación de la que hablaba el hijo de Alejandro Dumas, pues es también un granito de arena más cuando uno está creando. O sea, es un peso más sobre los hombros. Porque uno está más sensible, uno percibe la vida de otra manera en esas situaciones más adversas».
Yanetsy Ariste es licenciada en Historia del Arte y vicepresidenta de la Asociación Hermanos Saíz en Pinar del Río. En su todavía corta trayectoria, ya ha recibido varios galardones y reconocimientos, que la confirman en la vanguardia de los jóvenes escritores y artistas del país.