En la historiografía de Pinar del Río resalta la figura de Pedro Agustín Morell de Santa Cruz, quien fuera una personalidad eclesiástica e histórica de gran importancia para Cuba. Nació en República Dominicana en 1694 y fue Obispo de la Isla en 1753.
Es reconocido como uno de los primeros historiadores de nuestra tierra, destacándose por sus detallados recorridos y descripciones de las regiones cubanas durante el siglo XVIII. Su obra proporciona una visión excepcional de la geografía, la economía y la sociedad de la época.

Sobre la vida, los recorridos y los invaluables aportes de Morell de Santa Cruz, conversó el historiador Enrique Giniebra en Estamos Contigo en su sección «Pasajes de Vueltabajo»; tema oportuno con motivo de cumplirse 275 años de su presencia en esta región.
El experto explicó que el siglo XVIII en Cuba constituyó un período de grandes desafíos. La Isla enfrentaba la amenaza de corsarios y piratas, las vías de comunicación eran difíciles y el conocimiento del interior del territorio era muy limitado y poco preciso.
Morell de Santa Cruz emprendió, entre 1755 y 1757, una exhaustiva visita pastoral que lo llevó a recorrer los rincones más apartados. A pie y en navío, superó obstáculos geográficos para llegar a cada parroquia y asentamiento, documentando con minuciosidad la realidad que encontraba.
El historiador detalló que, durante su visita a Vueltabajo, el obispo proporcionó datos fundamentales sobre la naciente ciudad de Pinar del Río. Describió sus tres sucesivas ubicaciones debido a las crecidas del río Guamá, hasta su establecimiento definitivo en lo que hoy es el Parque de la Independencia.
Además, registró que en la zona habitaban alrededor de 76 familias (unas 640 personas) dispersas en el entorno rural, y documentó la existencia de hatos, corrales y aproximadamente 40 haciendas dedicadas al ganado. También mencionó la presencia de una compañía de voluntarios para defenderse de las amenazas externas.
Identidad pinareña: la historia detrás del título de ciudad
Morell de Santa Cruz no se limitó a ser un observador; fue un hombre de acción y pensamiento avanzado para su tiempo. Además de sus descripciones geográficas y sociales, abogó por la defensa de los humildes, la creación de servicios de salud, un sistema de escuelas e incluso la fundación de una universidad en la región oriental. Su energía y dedicación transformaron su misión eclesiástica en una invaluable contribución histórica y social para Cuba.
La labor de Morell de Santa Cruz es fundamental para comprender la Cuba del siglo XVIII. Sus informes son documentos fundacionales que iluminan un período «oscuro» de la historia nacional, ofreciendo un cuadro único de la vida, la economía y los asentamientos de la época. Su trabajo sentó las bases para los estudios históricos regionales, y permite a las comunidades actuales conocer sus orígenes y evolución.
Para conocer más sobre el profundo legado que dejó en Pinar del Río, no te pierdas el audio completo del programa con el historiador Enrique Giniebra:



