Pasión por la ciencia desde las montañas de Pinar del Río

Entrevista a un joven investigador de la agronomía.

Sin esperar a terminar los estudios, Miguel Antonio Sarmiento Gómez marcó la diferencia. Sus investigaciones demostraron que la edad no es límite para generar un conocimiento transformador.

“Desde que empecé mi carrera de pregrado, siempre me inquietó el componente investigativo. Ingresé en el grupo científico-estudiantil de informática aplicada a la agronomía, donde creamos un paquete de multimedias interactivas sobre granos principales, el cual presentamos luego en diferentes eventos, tanto nacionales como internacionales, foros de innovación, etc. Desde ese momento me apasionó mucho el mundo de la investigación”, contó a Radio Guamá

Su currículum es carta de presentación de un investigador consagrado cuyas publicaciones y proyectos, unidos a la pasión que contagia, le merecen reconocimientos en el ámbito científico académico.

Lauros como el Premio al Mérito Científico, el Premio Nacional a Estudiantes de las Ciencias Agropecuarias y la reciente distinción del Ministro de Educación por su aporte en las ciencias, la tecnología y la investigación, hablan de su trayectoria. 

“El paquete de multimedia surge de una tarea que nos pusieron en la asignatura de química orgánica; teníamos que abordar algunos ítems especiales sobre un cultivo. Y esos ítems que la profesora requería en la evaluación los introducimos en una plataforma de programación sencilla con la que experimentábamos en ese momento, Neobook 5.

“Conformamos el paquete de multimedias con una sobre el maíz y la otra sobre el frijol, y causó muy buenas impresiones. La presentamos a la ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños), y al CUM (Centro Universitario Municipal) de La Palma y en diferentes lugares para que todos los que estuvieran interesados en los cultivos, pudieran tener una nueva forma de adquirir conocimientos. Además lo pusimos a disposición de los estudiantes y profesores del departamento.

“Estas multimedias también tienen la manera de autoexaminarse, para comprobar en qué medida es asimilada la información, y volver atrás en las temáticas para afianzar mejor los conocimientos. 

“Asimismo, en la parte de plagas y enfermedades cuenta con fotos, con videos de las enfermedades y así, como dicen los campesinos, la vista hace fe y puedes evidenciar qué daños hacen en la planta y tener una idea más clara para identificarlos mejor en la práctica.  

“Después elaboramos un plan de acciones de capacitación agroecológica para la soberanía alimentaria, que fue mi tema de maestría.

“Identificamos productores líderes, que son los agentes de cambio dentro de una cooperativa, dentro de una sociedad rural, los productores más ávidos de conocimientos; y fincas escuelas, aquellas con las condiciones ideales que queríamos extender a otras fincas.

“Y el plan de acción de capacitación comenzó a dar resultados que ya hemos ido viendo: productores más capacitados que asumen mejor las prácticas agroecológicas, para solucionar problemas que tienen en sus agroecosistemas.” 

En la actualidad, Miguel Antonio Sarmiento Gómez es profesor del Departamento de Agronomía de Montaña, en la localidad pinareña de San Andrés, donde combina docencia e investigación doctoral, pues sabe que, con cada esfuerzo, siembra una parte de su futuro.

“Mis aspiraciones son seguirme superando, hacerme doctor en ciencias, tener una buena categoría docente y como investigador también. Y por supuesto, seguir formando profesionales, tanto en pregrado como en posgrado, en el Departamento de Agronomía de Montaña y en la Universidad de Pinar del Río.”

Para este joven, el método científico es una herramienta que pone en alto la verdad. Por eso, en el aula, sus enseñanzas están encaminadas a pensar, cuestionar y creer que la ciencia revoluciona. 

“Cuando uno aplica el método científico a los diferentes aspectos de la vida, cuando primero investiga sobre un tema, y llevas a cabo una metodología para ver qué ofrece y si se confirma o no tu hipótesis, cuando aplicas eso a todos los aspectos de la vida, puedes obtener resultados objetivos y los diferentes puntos de vista son la verdad científicamente demostrada. Y aplicar esto a la vida es importante. 

“Cuando los jóvenes se apasionan por aplicar el método científico, ganan una herramienta valiosa. Por lo tanto, yo siempre exhorto a los estudiantes que no solo se queden con la docencia, sino que también experimenten, se abran a aplicar investigaciones. En las ciencias agropecuarias al menos es muy gratificante porque después ves que tu investigación mejora la vida del campesino, mejora la vida de comunidades rurales. 

“No es un camino sencillo; a veces es frustrante, porque tienes que quitarte horas de sueño para investigar sobre ese campo en el que incursionas; tienes que dedicar muchas horas a leer literatura científica, buscar referencias que sustenten lo que estás tratando. Son muchos quehaceres y se pasa trabajo para llevar a cabo el experimento, para sustentar tu hipótesis.

Sobre todo, lo que yo le digo a los jóvenes, lo que más se necesita para ser un buen investigador es ser un apasionado por lo que haces.”

Perseverancia, análisis de datos, jornadas de estudio, teoría y tierra forman parte de la cotidianidad de Miguel Antonio, un joven investigador científico pinareño, ejemplo para su generación.

Yohana Pérez Monrabal
Yohana Pérez Monrabal
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