
Transcurría el quinto día del desembarco del yate El Corojo. El capitán Jesús Sosa Blanco (1) fue nuevamente hasta el calabozo del cuartel de Guane y esta vez les mostró a los tres revolucionarios presos un periódico de La Habana y les dijo: “Aquí está reportada la muerte de ustedes cuatro al Estado Mayor y a la prensa, por tanto, están en mis manos, o hablan o mañana mismo les parto la vida” (2).
El parte de Sosa Blanco, que tergiversaba la realidad, daba cuenta de un importante desembarco en la zona sur de la provincia y que al entablarse combate resultaron muertos cuatro forajidos (3) y los demás se habían internado dispersos en la manigua, ocupándose gran cantidad de armas (4).
A la mañana siguiente, sacaron a los prisioneros de la celda, los amarraron con una misma soga y los montaron en la parte trasera de un jeep, cerrada con una lona y emprendieron viaje con rumbo desconocido. En otro jeep los seguían el tenebroso jefe militar y otros oficiales.
Tras una hora de camino, fueron bajados en la manigua, en la zona donde habían sido capturados, cerca de donde los esbirros asesinaron a Pedro Rodríguez. Allí iban a repetir el macabro acto para cumplir la cifra de 4 muertes anunciada en el informe publicado en la prensa.
De forma sorpresiva, irrumpió otro jeep oficial a campo traviesa, haciendo señales con las luces encendidas y tocando el claxon. Del mismo se bajaron dos oficiales y en un aparte conversaron con el capitán Sosa Blanco. Traían una orden del coronel Evelio Rodríguez Miranda, jefe del Ejército en la provincia. Los prisioneros no escucharon nada. Fueron regresados al cuartel de Guane sin ninguna explicación.
Unos días después los trasladaron para la prisión provincial de Pinar del Río, donde permanecieron seis meses, hasta que se celebró un juicio en el que fueron declarados absueltos, ya que los familiares, a través del abogado defensor, sobornaron a jerarcas castrenses y miembros del Tribunal. Los tres, por distintas vías, se reintegraron a la lucha insurreccional.
PRESIÓN CÍVICA Y FAMILIAR
En cuanto se supo de la detención, la Dirección Provincial del M-26-7 lo informó a los familiares residentes en los municipios de Artemisa y Guanajay, los que de inmediato comenzaron a visitar los cuarteles en busca de información y a hacer gestiones a través de las logias masónicas y otras instituciones cívicas, las que, a su vez, ejercieron presión sobre el coronel Rodríguez Miranda, el alcalde municipal de San Juan y Martínez y otros políticos del régimen miembros de las logias.
El coronel Evelio Rodríguez Miranda, primo de la esposa del dictador, recién había adquirido una finca en Artemisa (5), cercana a la que desde hacía años pertenecía a la familia de Flipe Quintana.
Sin dudas, al “prestigio” del Coronel en aquella localidad, no le convenía que fueran asesinados los tres jóvenes vecinos de la región.
QUEMADOS DE PINEDA
Mientras tanto, el grupo expedicionario -que ya eran 10, porque hubo 4 deserciones en Lagunillas-, continuó hasta Quemados de Pineda, cerca de Minas de Matahambre, donde operaba el núcleo rebelde capitaneado por Roberto Amarán Mamposo.
La Dirección Provincial del Movimiento 26 de Julio, en aquellas semanas que siguieron a la huelga y al desembarco de El Corojo, quedó muy reducida, con solo tres cuadros funcionando a ese nivel: José A. Arteaga Hernández (Pitute), jefe de propaganda; Humberto Álvarez Gómez (Ismael), jefe de finanzas y José María Cuesta, responsable de resistencia cívica.
Ante esta situación, a mediados de mayo, con anuencia de la Dirección Nacional, la Dirección Provincial ordenó que bajaran de las montañas y se incorporaran a tareas de la clandestinidad Francisco González Álvarez (Pancho), Heliodoro Martínez Junco, Jesús Suárez Gayol y Pablo Fernández Alegre (6).
Se consideró, además, que se debía recaudar de nuevo suficientes recursos financieros y que Pancho era el indicado para gestionar otra expedición en México (7). Martínez Junco (8), debía salir de inmediato para aquel país para adelantar y auxiliarlo en la nueva misión.
A Suarez Gayol y a Pablito Fernández Alegre, se les confiaron las tareas de organizar las milicias en la ciudad de Pinar del Río y los municipios de San Luis y San Juan y Martínez (9).
El resto del grupo se desintegró con la idea de incorporarse y fortalecer el frente de Juan Palacios, en Seboruco, pero la mayoría fueron apresados por las fuerzas represivas en distintos lugares (10).
Al conocer las informaciones de lo ocurrido con las armas de El Corojo, Fidel Castro Ruz, en la reunión de Altos de Mompié (11) orientó que citaran a Pancho para la Sierra Maestra; pero, antes designó una comisión oficial investigadora enviando para ello, desde el mando rebelde oriental, al comandante Delio Gómez Ochoa y otros dirigentes nacionales del Movimiento 26 de Julio (12).
Continuará…
Notas:
- Jesús Sosa Blanco fue uno de los más notorios criminales de guerra durante el régimen de Fulgencio Batista, que lo fue ascendiendo hasta el grado militar de coronel. Autor de asesinatos de decenas de campesinos, incendios de caseríos enteros, robos, torturas y maltratos perpetrados en la zona de operaciones de la provincia de Oriente, donde fuera jefe militar. Autor de una de las matanzas colectivas más atroces y crueles que recuerde la historia de Cuba. En unas horas dejó sin vida a más de 45 habitantes del Oro, en el municipio de Guisa. En ese mismo lugar asesinó a 9 miembros de una familia campesina. Perpetró en total 108 asesinatos. Capturado posteriormente al triunfo de la Revolución y condenado a muerte por sus crímenes el 18 de febrero de 1959. El juicio comenzó, en el coliseo de la Ciudad Deportiva, el 22 de enero y terminó 2 días después a las dos de la madrugada y se trasmitió por televisión. Hubo una apelación de la sanción y el 16 de febrero se hizo un nuevo juicio, se presentaron nuevos testigos y nuevas pruebas. La decisión del tribunal fue ratificar la sanción de pena de muerte por fusilamiento. (Información tomada de Ecured, revista Bohemia y otras publicaciones).
- El cuarto muerto era el asesinado Pedro Rodríguez Sánchez, practico y guía del grupo explorador formado por Pancho González con combatientes de la guerrilla de Roberto Amarán Mamposo. Ver: Las vicisitudes de El Corojo (XI)
- Según el diccionario “delincuente que anda fuera de poblado huyendo de la justicia”. Así, peyorativamente, calificaba el gobierno a los patriotas que luchaban por la libertad de la Patria.
- Ni habían caído cuatro combatientes ni tampoco ocupado gran cantidad de armas. En ese momento todavía no habían encontrado el escondite del armamento que quedó en Lagunillas, lo que fue posible por la delación de un informante asalariado y donde solo hallaron una parte mínima del armamento. En el reporte dado a la prensa, con anterioridad, informaron que habían ocupado toda la carga que trajo el yate: 59 fusiles con 30 mil tiros, 32 pistolas y otras armas cortas personales con 20 mil balas, además de un cañón antitanque con 500 proyectiles, etcétera. Esta eran las cifras que conocieron por la lista encontrada al detenido Felipe Quintana.
- Esta finca, como otras propiedades del coronel Evelio Rodríguez Miranda, fue confiscada en 1959 por el Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados.
- Felipe O. Quintana Ramos (Ñico), testimonio en el archivo del autor.
- Humberto Álvarez Gómez (Ismael), testimonio en el archivo del autor.
- Síntesis autobiográfica inédita del Dr. Heliodoro Martínez Junco, en el archivo del autor.
- Alfredo Quintana Ramos (Willis), testimonio en el archivo del autor.
- Felipe O. Quintana Ramos (Ñico), testimonio en el archivo del autor.
- Reunión de Altos de Mompié, Sierra Maestra, efectuada los días 3 y 4 de mayo para analizar críticamente el fracaso de la huelga del 9 de abril y restructurar la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio.
- ABREU MUJICA, Pedro. 64 aniversario del frente de Pinar del Río (VI), Facebook, 12 de septiembre de 2022. Internet. Visto 18 de julio de 2025.
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