
En el año 1992, con veintiún años, Sergio Luis Acosta García dio sus primeros pasos en el fascinante mundo de la actuación radial. Como aprendiz, se sumergió en un universo sonoro que lo cautivó desde su infancia, cuando escuchaba con admiración las aventuras y novelas que se radiaban.
Las historias que escuchaba despertaban su imaginación y lo impulsaron a acercarse a actores de la radio en busca de aprender más sobre la actuación. Fue entonces cuando Aurora Martínez lo acogió como a un hijo, brindándole la oportunidad de crecer en un entorno creativo.
Dos años después, tras realizar evaluaciones para un curso impartido por la propia Aurora, logró integrar de manera profesional el Cuadro Dramático de Radio Guamá.
Sergio comenzó interpretando pequeños personajes y breves parlamentos en espacios dramatizados. Cada actuación era una experiencia reveladora y a la vez desafiante, que lo preparaba para lo que pronto sería su oficio de vida.
Un locutor se sienta en la casa del oyente, y ese espacio debe ser respetado
Agradece a Humberto Arencibia, Víctor González y a Jesús Barrizonte, quienes depositaron en él una gran confianza. Fue justamente Barrizonte quien le asignó su primer personaje negativo, una responsabilidad que lo llevó a alcanzar un premio en un Festival Provincial de la Radio y posteriormente en uno nacional.
Afirma que la dinámica del trabajo en la radio es rápida y exige una gran capacidad de adaptación. Sergio ha desarrollado una memoria emotiva que le facilita estudiar en profundidad las características de cada personaje, permitiéndole dar vida a sus interpretaciones solo con su voz.
Para él, el trabajo del actor de radio es radicalmente diferente al de otros medios, ya que es la voz el único instrumento.
A pesar de considerarse una persona bondadosa, muchos de sus amigos se sorprenden de su habilidad para interpretar personajes negativos, los cuales son de su preferencia. Una de las anécdotas más interesantes de su carrera ocurrió durante la aventura «Guaitabó», cuando interpretó a Vaselina, un personaje que el público llegó a repudiar, incluso en persona.
Al finalizar uno de sus capítulos, la intensidad de la reacción de un conocido lo hizo reflexionar sobre el poder de la actuación y la conexión que logra establecer con la audiencia.
Sergio se siente realizado con su trabajo. A pesar de su experiencia, siempre está aprendiendo, incluso de los más jóvenes. Para él, cada actuación es una oportunidad de contribuir al bienestar de la humanidad.
Cree firmemente que, a pesar de los avances tecnológicos, los dramatizados radiales siguen siendo preferidos por el público.
La historia de Sergio Luis con la radio es un viaje de autodescubrimiento y pasión que demuestra que a través de la voz, se pueden contar las historias más profundas y conmovedoras.