El estrés y la ansiedad son padecimientos que no se limitan a una simple molestia pasajera. En algunos casos afectan la concentración en el trabajo o los estudios, dañan las relaciones con nuestros seres queridos y atenúan la alegría de los momentos que antes nos gratificaban.
La psicología desempeña un rol fundamental en el tratamiento de ambos trastornos, ya que proporciona las herramientas necesarias para diferenciar entre estas dos condiciones, entender sus causas y manejar sus síntomas de manera efectiva.

Sobre este tema, conversó en el programa Rumbos la psicóloga Betty Hernández Becerra, quien compartió con la audiencia una guía clara y práctica para comprender y gestionar estas respuestas emocionales tan comunes en la vida cotidiana.
La doctora estableció una clara diferencia entre el estrés y la ansiedad. Comenzó definiendo el estrés como una respuesta directa a un factor estresante identificable (una fecha de entrega o una discusión), que suele desaparecer una vez que la situación se resuelve. Por ejemplo, el alivio que se siente después de entregar un informe a tiempo.
En cambio, definió que la ansiedad es una reacción más persistente al estrés, caracterizada por una preocupación excesiva y un miedo constante al futuro, incluso cuando no existe una amenaza inmediata. Advirtió que las personas que sufren de ansiedad permanecen en un estado de alerta y aprehensión, sin lograr relajarse aun cuando el detonante ha pasado, como seguir preocupado por el desempeño laboral a pesar de haber cumplido con las tareas.
¿Qué hacer?
Para manejar un ataque de ansiedad o un estrés agudo de manera inmediata, la especialista recomendó técnicas prácticas y accesibles. La más destacada es la respiración diafragmática que consiste en inhalar por la nariz contando hasta cuatro, sostener la respiración contando hasta siete y exhalar lentamente por la boca contando hasta ocho. Repetir este ciclo tres o cuatro veces ayuda a activar el sistema nervioso parasimpático, que promueve la calma.
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La doctora expresó que a largo plazo, adoptar un estilo de vida saludable es crucial para la gestión del estrés y la ansiedad. Priorizar un sueño reparador de 7 a 9 horas es necesario, ya que la falta de sueño es un amplificador de la ansiedad. Afirmó que la actividad física regular actúa como un ansiolítico natural, liberando endorfinas y reduciendo hormonas del estrés como el cortisol.
Además, aconsejó mantener una alimentación equilibrada, evitando los picos de azúcar y reduciendo el consumo de estimulantes como la cafeína y el alcohol, para estabilizar nuestro estado de ánimo y la energía. Organizar mejor los tiempos y las tareas diarias puede prevenir muchas situaciones estresantes.
El impacto de estas condiciones puede reflejarse en nuestra capacidad para trabajar, relacionarnos o simplemente disfrutar de la vida, convirtiendo el día a día en una carrera de obstáculos agotadora. Reconocer cuándo nuestras preocupaciones son proporcionales a una situación real y cuándo se han convertido en un miedo desbordado, es el primer paso para recuperar el control sobre nuestro bienestar emocional.
Lo invitamos a escuchar el audio completo del programa Rumbos, con la psicóloga Betty Hernández para que no se pierda las explicaciones detalladas sobre el tema:
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