La Bienal de Fotografía «Alfredo Sarabia in Memoriam», en su décima edición, vuelve a enfocar el lente sobre Pinar del Río, para convertirlo en epicentro del arte fotográfico contemporáneo.
Tras dos días de programación activa, con el desarrollo de tres exposiciones colaterales -una de ellas virtual- y el conversatorio con el jurado, integrado por la Directora de la Fototeca de Cuba, Lissette Solórzano, los fotógrafos, Alfredo Sarabia (hijo) y Alejandro González, y la especialista de la Fototeca, Claudia Arcos, podemos apuntar las muchas luces del evento:
Primera. Es la única bienal dedicada al arte fotográfico en Cuba y para fortuna nuestra se desarrolla en territorio vueltabajero, lo cual contribuye al desarrollo de la manifestación, al nacimiento de nuevos artistas del lente y de espacios para su formación y promoción; incluso, potencia proyectos futuros de colaboración de alcance nacional o internacional.
Segunda. Está dedicada a uno de los fotógrafos más relevantes de la Cuba de los años ochenta del siglo XX, por su conexión de trabajo especial con Pinar del Río, que reflejó en muchas de sus obras. Además, rememora especialmente al fundador del evento, otro fotógrafo, pinareño, Esteban Díaz Montesino, quien en 2003, frente a la Filial de Artistas Plásticos de la Uneac vueltabajera hiciera la propuesta al Consejo Provincial de las Artes Plásticas para que auspiciara la Bienal. La premisa de ese homenaje motivó la exposición colateral, Instante Perpetuo, exhibida en el Comité Provincial de la Uneac, para aunar una selección de la obra de ambos.
Tercera. Es un evento que apuesta por el arte joven. La exposición colateral Había 1, 2, 3… veces en la sede de la Asociación Hermanos Saíz en el territorio, es la primera dedicada exclusivamente a los fotógrafos más noveles dentro de la historia de la Bienal. Significa una renovación paulatina de los discursos en el territorio, y la visibilidad consciente de la nueva nómina que va emergiendo.
Cuarta. Se trata de un evento sostenido por veintidós años que ha ganado prestigio y reconocimiento internacional. Esta edición sumó artistas de siete países, entre ellos Colombia, Brasil, Venezuela, Italia y Alemania; y alcanzó la cifra récord de participantes, con 38 finalistas en concurso.

Quinta. Entre los reconocidos, destacan dos pinareños: Michel GMG con el Premio Sarabia Estudio, y Lázaro Prieto, con el Gran Premio del certamen. Sus lauros refuerzan el brío que en los últimos años ha cobrado la fotografía en Vueltabajo al amparo de la Bienal como catalizador del contexto creativo y las tecnologías.
Sexta. Las obras ganadoras (tanto los premios, como las menciones) pasarán a formar parte de la selección de Noviembre Fotográfico y desde el Consejo Provincial de las Artes Plásticas, se exhibirá una exposición colateral al evento gestado por la Fototeca. Lo anterior representa una oportunidad para los creadores de insertarse en un prestigioso programa dentro del principal circuito del arte cubano.
En resumen, la Bienal es una oportunidad para la expansión de la fotografía vueltabajera en el contexto nacional e internacional. Nos renueva con estéticas y discursos heterogéneos, contemporáneos. Nos promociona ante el mundo como un espacio atractivo para la creación y coloca a muchos artistas (algunos noveles) dentro del foco cultural cubano. Tampoco es un evento que podemos pasar por alto como espectadores, amantes del arte, porque las piezas expuestas y los encuentros que propicia, resultan siempre sorprendentes.
Escuche aquí las declaraciones del artista Lázaro Prieto, ganador del gran premio de la décima Bienal de Fotografía «Alfredo Sarabia in memoriam»: