La vida en línea: cuáles son los riesgos para la autoestima y cómo manejarlos

La comparación constante y la búsqueda de una imagen perfecta en internet tienen un costo emocional. Descubre cómo aminorarlo.

En la actualidad, las redes sociales han transformado significativamente la forma en que nos relacionamos, comunicamos y percibimos el mundo.

Sin embargo, este constante estar «conectados» ha generado efectos profundos en nuestra vida cotidiana: desde la pérdida de comunicación cara a cara en reuniones familiares o entre amigos, hasta la presión por mantener una imagen idealizada que no se corresponde con la realidad.

Muchos pasan horas en plataformas como Instagram o Facebook, y con frecuencia sienten que el tiempo se les escapa, descuidando responsabilidades y experimentando una comparación constante que afecta su autoestima.

La vida en línea: cuáles son los riesgos para la autoestima y cómo manejarlos.
Imagen tomada de Internet.

Sobre esta problemática conversamos en el programa Rumbos con la Doctora en Ciencias Betty Hernández Becerra, especialista en temas de psicología. Bajo el título “La vida en línea: autoestima, redes sociales y la presión de ser perfectos”, la experta analizó cómo la exposición continua a contenidos digitales impacta en la valoración personal y el bienestar emocional.

Betty Hernández explicó que uno de los mayores riesgos de las redes sociales es la tendencia a la comparación. Las personas suelen mostrar solo los momentos más favorables de sus vidas —viajes, logros, relaciones—, creando una imagen distorsionada de “perfección”. Quienes consumen estos contenidos procesan esta información como si fuera la realidad completa, lo que genera una sensación de inferioridad o insatisfacción con la propia vida.

La psicóloga destacó que, detrás de cada publicación aparentemente ideal, hay situaciones no visibles: días de aburrimiento, inseguridades o conflictos. Frente a esto, recomendó reforzar la validación interna, es decir, reconocer las cualidades y logros personales más allá de la aprobación externa.

Otro punto relevante fue el fenómeno de la doble personalidad: muchas personas, especialmente adolescentes, proyectan en línea una versión idealizada de sí mismas, lo que puede generar ansiedad al tratar de mantener esa imagen.

La especialista señaló que no se trata necesariamente de “falsedad”, sino de una exploración identitaria; no obstante, alertó sobre el riesgo de que esta proyección se vuelva rígida e impida la autenticidad.

Para un uso más sano, propuso reflexionar antes de publicar: ¿por qué lo hago?, ¿para qué? y ¿qué consecuencias podría tener? Además, aconsejó “curar” el contenido que se consume, silenciando cuentas que generen malestar y siguiendo aquellas que promuevan mensajes realistas y diversos.

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La invitada también habló sobre la importancia de proteger la privacidad. Subir fotos íntimas o detalles de la vida personal puede tener consecuencias a largo plazo, ya que lo que se publica en Internet difícilmente se borra y puede afectar relaciones futuras u oportunidades laborales.

Destacó que, aunque las redes permiten tener cientos de “amigos”, esto no siempre se traduce en vínculos genuinos. Fomentar la interacción cara a cara y realizar actividades sin la presión de publicar es clave para mantener un equilibrio.

La comparación constante, la búsqueda de validación a través de los “me gusta” y la sobreexposición pueden minar la autoestima y aumentar la ansiedad. Tomar conciencia de que lo que se muestra en redes es solo una parte de la realidad, y aprender a valorar la vida offline, son pasos necesarios para preservar el bienestar emocional en un mundo hiperconectado.

Para escuchar el análisis completo de la Doctora Betty Hernández, no se pierda el audio del programa Rumbos:

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