La tercera edad es una etapa marcada por profundos cambios y pérdidas significativas, como la de roles sociales, seres queridos o capacidades físicas.
Estos factores generan con frecuencia diversas emociones: tristeza, melancolía, soledad e incluso ansiedad, las cuales, aunque pueden ser normales, afectan la calidad de vida si no se gestionan adecuadamente.
De ahí, que comprender y manejar estas emociones es una herramienta necesaria para disfrutar de una vejez plena.

Al respecto, la Licenciada en Psicología Brenda Gálvez Álvarez ofreció en el programa Rumbos valiosas perspectivas sobre cómo las personas mayores pueden manejar sus emociones para enfrentar los desafíos de esta etapa de vida.
La especialista explicó que la tristeza y la melancolía en la tercera edad son respuestas adaptativas a las pérdidas propias de esta fase. Sin embargo, cuando estas emociones se vuelven constantes, pueden interferir en actividades cotidianas como dormir, comer o socializar. Enfatizó que en algunos casos llega incluso a una depresión que requiere apoyo profesional.
La clave está en aprender a transitar estas emociones, aceptarlas como parte de la vida y buscar conexiones significativas que brinden consuelo y nuevos motivos para disfrutar el día a día.
Asimismo, Gálvez Álvarez expuso que otros desafíos comunes de ese período son la ansiedad y el miedo al futuro, especialmente en lo relacionado con la salud. Destacó que, mientras la depresión suele anclar a las personas en el pasado, la ansiedad las proyecta hacia un futuro catastrófico e incierto.
La sicóloga recomendó practicar la “atención plena” para manejar la ansiedad, una técnica que consiste en anclarse en el presente a través de la respiración y los sentidos. Preguntarse “¿en este momento estoy a salvo?” y enfocarse en pequeñas acciones, como seguir indicaciones médicas o dar un paseo, puede devolver la sensación de control y calma.
La vejez: ¿declive o nuevos bríos?
La Licenciada insistió en la importancia de reinventarse emocionalmente, incluso después de los 70 u 80 años. Gracias a la neuroplasticidad, el cerebro conserva la capacidad de formar nuevas conexiones neuronales, lo que permite explorar hobbies, aprender habilidades o retomar antiguas pasiones.
Además, construir redes de apoyo fuera del núcleo familiar, como unirse a grupos de pares con intereses similares, ayuda a combatir la soledad y fomenta un sentido de pertenencia y utilidad.
Comprender estas dinámicas emocionales ayuda a romper estigmas sobre la vejez y a promover un envejecimiento saludable y pleno.
Reconocer que emociones como la tristeza o el miedo son normales, pero también saber cuándo buscar ayuda, permite a las personas de la tercera edad vivir con mayor plenitud y autonomía. La edad no es una limitante, sino una oportunidad para crecer y aportar desde la experiencia.
Si desea conocer más detalles sobre cómo manejar las emociones en la tercera edad y aprender a “bailar bajo la lluvia”, no se pierda el audio completo con la licenciada Brenda Gálvez Álvarez en Rumbos:



